Salvar los montesEl porqué de los incendios forestales
Salvar los montes: El porqué de los incendios forestales
2 August 2006
published by www.laopinioncoruna.com
A Coruña, Galicia, España — Al no disponer de recursos necesarios ni de una prevención suficiente o de caminos accesibles, y al no poder atacar y llegar al foco rápida y masivamente, el monte continuará quemándose, porque el fuego, por el momento, es una especie que no está en peligro de extinción.
Para disponer de recursos necesarios hay que concebir un plan ad hoc que sea realizable y no inviable de ejecución.
Y para hacer una prevención suficiente, independientemente de la limpieza obligada, hay que disponer de medios humanos y materiales abundantes y dotar al monte, para su autodefensa, principalmente en zonas escarpadas y de difícil acceso.
Y de canes adiestrados para los programados recorridos de vigilancia y protección.
Y para tener caminos accesibles es necesario talar todos los árboles que los circundan en su periferia, y plantarlos o replantarlos a una distancia equivalente a tres veces su altura, para evitar que el fuego de las copas, dominado por el viento, se propague al otro lado de los caminos y que estos puedan así actuar de cortafuegos.
Y para atacar y llegar al foco rápida y masivamente, las brigadas de extinción tienen que incorporarse al 100% desde las bases operativas permanentemente establecidas en las comarcas más próximas a los montes que tengan bajo su vigilanciay control de su distrito forestal.
Y ya no habría necesidad de adoptar medidas adicionales cuando se incrementan los incendios. Ni confinar proyectos para un prototipo de tanque blindado o ensayar con un satélite que identifica las coordenadas exactas de las llamas, o probar diversos métodos para localizar fuegos o contratar empresas privadas para investigar incendios, y el de llegar tarde a la extinción a un incendio como ya ocurrió en otras ocasiones.
Con este plan se operaría in situ e ipso facto, y un fuego se podría convertir en un conato deincendio.
Pero, como dijo un literato francés, el mejor consejo lo da siempre la experiencia, pero siempre llega demasiado tarde.
