Un año de fuego y sed

Un año de fuego y sed

21 December 2005

published by www.colpisa.com


-La lucha contra los incendios forestales se tiñó de luto con los 11 muertos de Riba de Saelices (Guadalajara)

Madrid — 2005 ha sido un año infausto en términos medioambientales. Un año de fuego y sed, de sequía casi generalizada e incendios teñidos de luto como el que acabó con la vida de once miembros de un retén en Guadalajara.
La Península ha sido víctima de una de sus periódicas y temibles fases de sequía. Los registros históricos dicen que no es la peor, pero sí lo suficientemente intensa como para que las lluvias caídas este otoño no hayan sido sino un leve paliativo de la ‘sed’ acumulada por la mayoría de las regiones. Según el último recuento del Ministerio de Medio Ambiente, esta semana la reserva de agua está, de media, al 45,6 por ciento de su capacidad total. Mejor que hace dos meses, pero “no es suficiente, tiene que llover mucho más, si no, tendremos problemas”, advierte la ministra Cristina Narbona. Hay cuencas como la del Segura y el Júcar donde el panorama es más que negro, con los embalses por debajo del 20 por ciento de su capacidad.
La sequía, además, de aumentar precios de productos agrícolas, mermar las cosechas, agostar cultivos y obligar a restricciones de consumo en muchos puntos de España, ha reavivado la ‘guerra del agua’ en las comunidades con mayor déficit hídrico. También ha añadido presión a uno de los trasvases más problemáticos, el Tajo-Segura, ‘intervenido’ por el Gobierno central ante la falta de caudales suficientes para aliviar la sed perpetua de las tierras murcianas.
Con el país convertido en un secarral desde el invierno pasado, lo que tenía que pasar pasó. Desde enero hasta septiembre ardieron casi 155.000 hectáreas de superficie forestal, un 26,5 por ciento más que en igual período del año pasado, y por encima de los registros medios de los últimos diez años.

Incendio trágico

La lucha contra el fuego fue particularmente trágica. En la tarde del 17 de julio doce miembros de un retén que a bordo de un vehículo peleaban contra el el incendio que asolaba los límites del Parque Natural del Alto Tajo eran rodeados por las llamas. El todoterreno volcó por un terraplén. Once de los trabajadores murieron atrapados por las llamas. Sólo uno de los miembros del retén logró salvar la vida de manera milagrosa.
El trágico suceso disparó unas alarmas que las Cortes de Castilla-La Mancha apenas apagaron al dictaminar que los responsables políticos y los técnicos que se encargaron de la coordinación en las labores de extinción actuaron correctamente. Según las conclusiones de la comisión de investigación, los medios fueron los adecuados, pero no se pudo evitar ni la muerte de once miembros del retén de Cogolludo (Guadalajara) ni el desastre ecológico y económico que ha supuesto la destrucción de 13.000 hectáreas de pinar.
La tragedia se cobró el puesto de Rosario Arévalo, la consejera de Medio Ambiente. Aunque dimitió, defendió que la coordinación con el ministerio fue la adecuada y que la extensión del fuego y sus nefastas consecuencias fueron inevitables por las condiciones climáticas adversas.
Las de Guadalajara no fueron las únicas víctimas del fuego. Otras seis personas perecieron, entre ellos el piloto de una avioneta que combatía un incendio forestal entre los embalses mallorquines del Gorg Blau y de Cúber.
Y por si fuera poco, este año descubrimos que España puede estar en la ruta de huracanes y ciclones. ‘Vince’ y ‘Delta’ desafiaron la norma y en lugar de enfilar hacia las aguas cálidas del Caribe se dieron la vuelta y embistieron al este. En Canarias no olvidarán el paso de ‘Delta’ y la cortina de lluvias que descargó. Los científicos están perplejos y el ciudadano común empieza a tomarse en serio ‘eso’ del cambio climático.


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