En lo que va de temporada

En lo que va de temporada

2 March 2007

published by www.el-carabobeno.com


Venezuela — Los incendios forestales se han convertidoen incómoda constante en la temporada seca, también llamada “verano”, enla que la vegetación se convierte en vehículo para que las llamas se extiendanrápidamente por los valles y laderas de la geografía carabobeña.

Se considera que el fuego es un mecanismo de control natural para losecosistemas cuando éste es creado “espontáneamente”. Se estima que lascausas naturales más frecuentes para que ocurra un incendio son las tormentaseléctricas y las erupciones volcánicas.

“El informe Incendios Forestales y Medio Ambiente: Una Síntesis Global”,presentado por la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile,reporta que más de 95% de los incendios forestales que se reportan en el mundoes provocado por la acción humana, y que éstos arrasan anualmente con unpromedio de 10 a 15 millones de hectáreas en las regiones templadas, y con laalarmante cifra de 20 a 40 millones de hectáreas en los bosques tropicales.

Como causas más frecuentes, se señala a la quema realizada por pequeños ymedianos agricultores para “habilitar” espacio para sus cultivos, seguido deaccidentes (como fogatas que se salen de control, colillas de cigarrillo) yacciones vandálicas (Piromanía).

Por supuesto que estas acciones tienen repercusiones en las condiciones climáticasmundiales, especialmente en el calentamiento global, pues la combustión de estamasa genera la liberación de gases tóxicos, como el dióxido de carbono, monóxidode carbono y metano que colaboran en el llamado efecto invernadero, además deprovocar daños a la salud humana, tales como enfermedades respiratoriascausadas por el humo. Eso sin contar los miles de nidos, madrigueras, huevos, yejemplares de fauna y flora que desaparecen sin remedio.

Mirada local

En Carabobo, la temporada de incendios comienza en octubre, al terminar laslluvias, y se extiende hasta mediados de mayo del año siguiente, al comenzar elhúmedo “invierno”.

El principal refugio vegetal y animal de la entidad es el Parque Nacional SanEsteban, que abarca más de 44.000 hectáreas, y es también la mayor víctimade los incendios forestales.

Luis Mendoza, integrante del grupo de rescate OFRE-ATOLON maneja cifras encuanto a la magnitud que esta temporada ha tenido en la región. Según sus cálculos,hasta el lunes 26 de febrero habían sucumbido ante las llamas 1.712,75 hectáreasdel Parque Nacional, especialmente en la vertiente cercana a las zonas urbanas,eso sin contar los siniestros ocurridos en otras áreas no protegidas en losmunicipios Naguanagua, San Diego y Guacara.

Un total de 71 incendios ha ocurrido, todos por causas humanas, aunque en sugran mayoría se desconocen el origen y motivo exactos. Seis de estos eventosocurrieron por vandalismo, Dos en cacerías furtivas y tres por quemas de basuraque se salieron de control.

La Ley Penal del Ambiente en su artículo 50, establece prisión de uno a seis añosy multa de mil a seis mil días de salario mínimo para aquellos particulares opersonas jurídicas que provoquen un incendio en selvas, bosques o cualquier áreacubierta de vegetación natural.

Si el delito es cometido dentro de Parques Nacionales o Areas Protegidas, lapena puede ser aumentada en 50% ó 75% dependiendo de la gravedad del suceso.Dicho de otro modo, una persona puede recibir una multa de hasta 50 millones debolívares, o ser privada de su libertad hasta por 10 años por causar unincendio forestal.

Nefastas consecuencias

Diego Díaz Martín, biólogo y presidente de la organización no gubernamentalVitalis, expone que la recuperación de un ecosistema que ha sido afectado porun incendio no es tan fácil como la mayoría de la gente piensa, y que susconsecuencias a los animales, plantas y a las personas que se encuentran a sualrededor puede incluso agravarse con el tiempo.

“La recuperación de un bosque silvestre luego de un incendio puede tardarentre 10 y 70 años, dependiendo de su estructura y conformación físico-natural”,expone Díaz, quien agrega que estos siniestros arrastran consigo innumerablesconsecuencias como “la destrucción de la fauna y la flora y su hábitatnatural, empobrecimiento y erosión de los suelos, interrupción de los ciclosdel agua y del oxígeno, con la correspondiente pérdida de agua para el consumohumano, contaminación atmosférica producto de las fuertes emanaciones,destrucción de la belleza del paisaje y hasta el recalentamiento de la atmósferapor su contribución al efecto invernadero”.

De igual forma, la economía se ve afectada debido al daño que este tipo desucesos le puede causar a los cultivos agrícolas, maquinarias, viviendas einfraestructura, incluyendo el riesgo de muerte para los seres humanos.

Es por este motivo que insiste en que se cumpla la ley, para que losresponsables de este tipo de atentados contra el orden natural sean castigados,y de esta forma cese la impunidad que rodea a estos delitos.

Como forma de mitigar los efectos negativos de este tipo de acciones, enCaracas, la Universidad Metropolitana ofreció a la presidencia de Inparques,1000 árboles, como aporte inicial para la reforestación de las zonas afectadaspor los incendios.

Los árboles fueron producidos en el vivero de Proyecto Avila, que esta casa deestudios mantiene en sus predios, adyacentes al Parque Nacional. La idea segúnla Secretaria General de la Unimet es sembrar 2000 árboles autóctonos alParque, y así garantizar que se continúe la reforestación de este símbolo deCaracas.

Los bosques son fuente permanente de alimentos y medicinas, además de tenerefectos directos en la regulación del ciclo hidrológico y climático,garantizando la producción de oxígeno y la fijación de Carbono que mitigan elefecto invernadero, entre decenas de otros beneficios.


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